¿Crees que la crisis económica, sólo nos afecta en lo que se refiere al dinero? Definitivamente, NO. Los problemas que nos trae la crisis o que creemos que nos va a provocar en un futuro cercano, nos provocan estrés, angustia, tensión, temor, etc. Estas emociones hacen que nos irritemos fácilmente, nos pueden volver agresivos y nos pueden causar sentimientos de frustración, inseguridad, tristeza y/o depresión. Las crisis económicas, al igual que cualquier tipo de crisis y las emociones que las acompañan, nos provocan problemas en nuestra: salud, relaciones, autoestima y autoimagen, capacidad para tomar decisiones adecuadas, etc. De esta manera, la crisis económica puede provocar crisis en otras áreas de nuestra vida, en momentos en los que, de por sí, estamos agobiados. Emocionalmente nos afecta igual, el vivir la crisis como si estamos convencidos que la vamos a vivir, aunque al final, esto no suceda. 

Las transiciones son períodos en la vida de una persona por los cuales todos en un momento u otro, pasamos. Éstas conllevan a crisis, así como también los incidentes inesperados. Ambas situaciones provocan una reacción emocional, caracterizada por una desorganización, la cual se manifiesta por la incapacidad de la persona de enfrentar y solucionar —con los recursos acostumbrados— la nueva circunstancia que enfrenta. 

Son momentos en que uno siente desánimo, incapacidad de resolver el conflicto y una reducción de energías enorme. 

Una transición va de una pequeña cosa como estudiar para un examen y pasar un par de semanas con el estrés del estudio y la presión sacar una buena calificación, otras veces son transiciones más grandes como entrar a la universidad, entrar al mundo del trabajo o cambiar de trabajo, encontrar a nuestra pareja y empezar una nueva vida juntos, mudarse de ciudad, país o continente, tener familia y envejecer, casarse, así como enfrentar cambios imprevistos como perder un trabajo y la seguridad económica que eso conlleva, lidiar con un divorcio, enfrentar la perdida de seres queridos, etc 

Cualquier cambio se considera transición y conlleva un período de crisis en determinadas personas más o menos largo. 

Hay que pensar que el orden de nuestra vida ha sido quebrado, y volver a nuestro equilibrio habitual dependerá del tiempo que nos lleve recorrer las diferentes etapas por las que tenemos que pasar: shock, miedo, ira, vergüenza y posible desesperanza. 

Podríamos compararlo con peldaños a subir en una escalera, éstos nos llevarán al período de transición entre lo que nos sucedió , que ya forma parte de nuestro pasado aunque sea reciente, y la nueva identidad que tendremos que construir a partir de ahora. 

Éste, es un período variable para cada persona, pero es un tiempo en que nos centramos sólo en nosotros mismos mirando nuestro interior para clarificar nuestros pensamientos. 

Una vez que vamos recuperando parte de nuestra autoconfianza y el respeto por nosotros mismos, estaremos en condiciones de interactuar nuevamente en el mundo, aunque a veces nos parezca un poco “hostil”. 

El cambio será de una u otra manera en función de nuestra actitud ante el mismo, puedes negarlo o aceptarlo, pero no puedes evitarlo. 

“En un mundo superior puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces”.John H. Newman 

Vivir es cambiar, por lo tanto es inevitable, seamos o no conscientes, queramos aceptarlo o no, las cosas y la gente cambian. 

Ante estos cambios, nuestra forma “normal” de reaccionar (a la que estamos acostumbrados) ya no nos es útil, por lo que necesitamos buscar una nueva opción. 

Cambiar significa modificar nuestra conducta o forma de pensar ante una nueva situación. Aun sin darnos cuenta, lo que vamos viviendo va modificando nuestro carácter. Algunos aspectos se fortalecen, otros se debilitan y surgen nuevas conductas, formas de pensar, etc.

 

Las frases y comentarios: “Yo soy así y así he sido siempre”, “es muy difícil cambiar”, las escuchamos con mucha frecuencia. Pero si analizas tu forma de actuar en estos momentos y la comparas con la de hace 10 o 20 años, seguramente notarás la diferencia en muchos aspectos. 

Cada persona responde de manera distinta ante los cambios. De hecho, podemos actuar de cierta manera ante una situación nueva y de forma completamente diferente ante otra similar. Esto significa: recordar que nosotros podemos elegir la actitud que queremos tomar frente a él, reconocer nuestros miedos o preocupaciones para analizarlos y descartarlos o para resolverlos, recurrir a nuestras habilidades y fortalezas para examinar los posibles obstáculos y solucionarlos, tener presente que siempre podemos aprender y siempre podemos progresar. 

La manera de enfrentar el cambio, depende, en gran parte de nuestra autoestima. Cuando nos sentimos seguros y capaces, vemos el cambio como un reto o una motivación positiva. Cuando nos sentimos incapaces o poco valiosos, el cambio nos disgusta e incluso nos asusta. Depende mucho de aquello de lo que aprendimos durante la infancia o ante ciertas situaciones dolorosas. Pero siempre podemos aprender a enfrentarlo de manera positiva, aprendiendo de él y mejorando nuestra vida. 

Una autoestima alta, nos ayuda a solucionar la situación y a disminuir el dolor, una autoestima baja, aumenta nuestros problemas y el sufrimiento. Fortalece tu autoestima y vive mejor. 

“Desear que ser otra persona, es desperdiciar la persona que tú eres”. 

Lo importante es no tenerle miedo y modificar las ideas y creencias falsas y nuestra forma de pensar equivocada, que han mantenido ese miedo. 

El adaptarnos a cambios en la vida es un proceso que lleva tiempo y que requiere paciencia, y que lo más importante es saber que tenemos la habilidad, el poder y el control de decidir cómo queremos sobrellevar los efectos de los cambios y transiciones en nuestras vidas. 

 

Si eres consciente de las próximas transiciones que estarás experimentando, estarás en una mejor posición para prepararte. La aplicación de estrategias útiles te ayudará entonces a manejar los cambios de una manera más efectiva. 

La capacidad del ser humano es infinita, a la hora de buscar nuestro propio bienestar. ¡Tú puedes conseguirlo!